Estrechez fiscal sin retorno
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Las cifras fiscales del primer semestre, junto con la publicación del Informe de Finanzas Públicas (IFP) del segundo trimestre, muestran con meridiana claridad que la situación de las cuentas públicas es delicada, tanto por un crecimiento de los ingresos por debajo de lo proyectado, como también por una evolución del gasto burocrático que crece más allá de lo sostenible.
En el primer semestre, los ingresos tributarios aumentaron solo 1,5% respecto de igual lapso del año anterior, por debajo de la expansión de la actividad, y también muy por debajo de las optimistas proyecciones que había hecho la Dirección de Presupuestos (Dipres) para este año, que suponían un incremento de la recaudación de impuestos de 9,3%.
En el contexto de deterioro fiscal, el componente de gasto que más crece es el pago de intereses, con un 22%.
Por otro lado, el gasto fiscal subió 6,5% en el primer semestre, lo que explicó en parte importante el crecimiento de 2% del PIB de ese período. Aunque la inversión pública fue el componente más significativo en la expansión del gasto, resultó preocupante el aumento de 7,6% en el desembolso en personal, y la fuerte alza del ítem bienes y servicios de consumo y producción, con 16,1%. En cambio, el gasto en subsidios, creció un modesto 0,3%. En este contexto de deterioro fiscal, el componente de gasto que más crece es el pago de intereses, con un 22%.
Estos resultados llevaron a que el Gobierno hiciera una fuerte corrección a la baja en la estimación de ingresos anuales, lo que motivó el anunció de un ajuste de gasto equivalente, en torno a US$ 850 millones, con el objetivo de cumplir la meta de déficit fiscal, de 1,9% del Producto. Lo cierto es que el cumplimiento de este objetivo se ve difícil, ya que prácticamente no deja espacio para una expansión del gasto en el segundo semestre.
Por otra parte, las estimaciones fiscales de mediano plazo del IFP muestran que la estrechez fiscal se mantiene y profundiza en los próximos años. Las tasas de crecimiento de los gastos compatibles con las metas de balance cíclicamente ajustados son muy modestas, de 1,6% promedio entre 2025 y 2028, significativamente por debajo de las cifras históricas. Esto, a pesar de que la Dipres vuelve a ser muy optimista respecto a la estimación de ingresos efectivos y cíclicos para 2025, con un crecimiento de los primeros de 9,7% respecto a una cifra estimada para este año que ya tiene un sesgo optimista. Algo similar ocurre con los gastos, donde el espacio de crecimiento para el próximo año es de 2,4%, pero sobre un nivel de gasto para 2024 que podría estar subestimado.
Estos números dejan como conclusión clara e ineludible que la estrechez fiscal llegó para quedarse.